Flores de otoño, el cólquico y el azafrán silvestre


El otoño en el sur cordobés es una época marcada más por las suaves temperaturas y la disminución de horas de luz, que por la aparición de la lluvia. Es cuando estas tierras dan sus flores autumnales. Y empleo este bello adjetivo para hablar de la primera de las flores, el cólquico, que del centro de la península a centro Europa es el Colchicum autumnale, y aquí, más al sur la especie es distinta es Colchicum lusitanum. En esta primera quincena de octubre la he encontrado desde el Puerto del Cerezo, en plena sierra de Horconera, a la campiña alta del cerro del Acebuchoso. En este último enclave, su floración era espectacular, con cientos o miles de
ejemplares tapizando el suelo entre los grandes acebuches. Ahora están solo las flores, rosadas con un característico reticulado más oscuro, más adelante saldrán las hojas, desde un bulbo enterrado a unos 20 centímetros de profundidad. Las flores presentan seis estambres y tres estilos largos y libres con final algo arqueado. Son estos caracteres sexuales los que diferencian esta flor de otra típica de otoño, como es el azafrán silvestre.


En el Puerto del Cerezo o en La Nava, de Cabra, ya la he encontrado. Es una flor muy parecida a la anterior, de color lila virando a amarillentas en la garganta. Poseen tres estambres y un estilo anaranjado que termina en tres ramitas. Mientras que el azafrán silvestre puede ser utilizado como condimento, el cólquico es una planta tóxica, y todas sus partes poseen la colchicina, sustancia muy venenosa.

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