Libros: Los pintores de las cavernas


Maravilloso y sugerente libro sobre los primeros artistas que dejaron sus obras para la posteridad en forma de pinturas parietales. Poderosas representaciones de animales, guardadas en cavernas y pintadas con simple polvo de rocas o de madera quemada o perfiladas con punzones que rayan los techos y paredes de estas cuevas. Sus románticos descubrimientos de manos de apasionados estudiosos como Marcelino Sanz de Sautuola, quien gracias a su hija María, que como debe ser acompañaba a su padre en sus aventuras espeleológicas, quien vio los ‘bueyes’ pintados en la cueva de Altamira.
Hay más niños protagonistas en el descubrimiento de las pinturas rupestres del suroeste francés y del norte de España. Los jóvenes Marcel Ravidat y Jacques Marsal, quien durante sus aventuras campestres, en plena II Guerra Mundial, descubrieron Lascaux. En esta historia hay otro aristócrata, el francés Louis Bergouen, en cuya finca se encuentra otra maravilla rupestre, la cueva Les Trois Freres, con sus pinturas y sus bisontes moldeados en arcilla. Obras maravillosas creadas entre 35.000 y 15.000 años, un periodo inmenso donde la creatividad figurativa apenas cambió. “Los pintores prehistóricos veneraron a los animales. Solamente los animales alcanzaban la grandeza e importancia que justificaban el esfuerzo de pintarlos en las paredes de una cueva. Ellos y no los hombres y las mujeres representaban los papeles protagonistas en el gran drama del universo”.
El clima era frío, pero no más frío que el existente en la actualidad en Suecia. Por la cornisa cantábrica, el Pirineo y el suroeste de Francia prosperaban manadas de renos, caballos, bisontes o megaceros, o bestias inmensas como mamuts, osos, rinocerontes o leones. Un libro dedicado a unas pinturas conmovedoras, que evidencian que “la belleza es de veras eterna”.

Comentarios

Entradas populares