Los jardines verticales de la Sierra de Rute

Después de unos cuarenta minutos caminando desde Rute, y ya metidos en el pinar, por el sendero GR-7, comenzamos a atravesar una serie de grandes farallones, que tienen su origen en la verticalidad de los estratos rocosos de esta parte de la sierra ruteña. Son grandiosos, comienzan a una altura de 900 metros y suben hasta casi los 1.300 metros del pico de Sierra Alta. Remonto trabajosamente un canchal formado a la salida de una serie escalonada de estas grandes paredes, de entre 50 y 100 metros de altura cada una. Trepo entre las grandes calizas, buscando la mejor forma de introducirme en el dédalo rocoso.

Al poco, la soledad te ayuda a situarse en este abrupto paisaje, que se encuentra en su mejor momento: ante mí un jardín vertical, de flores raras y únicas: la cespitosa Cerastium gibraltaricum, antes conocida como C. boissieri, que también crece en rellanos y laderas, la milamores Centranthus macrosiphon vigorosa y abundante, Crepis albida perteneciente a un género amante de las gleras y la verticalidad, la colleja alpinista Silene andryalifolia, otro género de especialistas montañeras son las saxifragas y la Saxifraga reuteriana se ubica en las montañas calizas andaluzas, el pampajaritoSedum acre, muy extendido, y he dejado para el final la joya de la Sierra de Rute, la Hipochaeris rutea, flor rupícola, única, que sólo crece entre estos tajos.








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