Por el río Anzur, en La Camila

Escucho más pájaros que veo. Normalmente es así. Pero aquí, en un pequeño tramo del río Anzur, a su paso por La Camila, es insultante el canto de los pajarillos que no veo. Escucho la perdiz, el cuervo y un aguilucho ratonero, estos dos últimos sí que llego a observarlos. También hay trinos de verdecillo, currucas y carboneros, y un pinzón que también atisbo. Hay más animales, un par de galápagos leprosos que toman el sol. En lo alto del cerro protesta un perro, y descubro que ladra a una pareja de ratoneros que le sobrevuelan, ellos con todo el espacio, y él con su cadena, luego aparecen un par de cuervos que pugnan con los aguiluchos por ese cuadrado de cielo.
En el soto busco sauces, que en estas fechas deben tener flores, los amentos, pero no veo ninguno, sí fotografío un álamo blanco, sin hojas, como los tarajes. Ahora más avecillas, los aviones recién llegados, tres azulones de vuelo potente pasan parpando sobre mi cabeza y una tórtola arrulla a mi espalda. Hay pocas flores, casi no ha llovido este año, las fotografío. Leo un rato y cojo la bici y dejo el paraje con sus cantos y también con sus plásticos, botes y cartuchos de caza derramados como una fatalidad de nuestros días.

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