De caminos

Acostumbrado al olivar, como un campo abierto, que ofrece sus camadas monótonas al caminante. Estos campos de la Sierra Norte de Sevilla, de encinas de copas extendidas, llenando todo el espacio que desean, se vuelven sin embargo más opresivos a ese libre caminar. Aquí hay que guardar ganado, los olivos no se van, pero los caballos y las ovejas que vi, sí que pueden. Esto hace del paisaje de Guadalcanal, en Sierra Morena, un mundo de caminos con infinitos muros a sus márgenes. Preciosos muros levantados con paciencia y piedras a lo largo de los siglos. ¿3.000, 4.000 años? Unas manos dieron el turno a otras, para poner límites claros a las fincas, colocaron en la mejor postura las rocas que formaron esos muros que son también bellos, vetustos, como un capricho natural, más que una rústica forma de posesión. Así que caminé, sin salirme del camino y volví por el mismo sitio, envidiando el vuelo libre de arrendajos, rabilargos y urracas.

Comentarios

  1. Hoy me propuse encontrar este cuaderno,porque como no tengo memoria lo he buscado mil veces hasta encontrarlo, y ha sido todo un hallazgo ver la otra forma de mirar las cosas que te rodean y que, de alguna manera , yo tambien comparto, sobre todo los colores y las formas.Las fotografías son preciosas pero el momento de descubrirlas más.Gracias.

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