Lo bueno de un pequeño paseo

Sierra de Aras y santuario de la Virgen de Araceli


Narcissus confusus

Parece que no es posible la capacidad de sorpresa de un pequeño paseo. Que con lo de grato ya va contento un pequeño paseo. Que un paseo corto es suficiente en sí mismo, para agradecerte el haberlo realizado. Pero también es verdad, que con cierta frecuencia, uno viene con algo nuevo de un paseo del que no espera más que la alegría que despiertan últimamente los paseos. Ya lo dijo David Le Breton, el pensador andante, cuando explicaba que “cada espacio contiene potencialmente múltiples revelaciones, y por eso ninguna exploración agota jamás un paisaje o un pueblo”.




Narcissus confusus
Así que quería hablar del sencillo paseo del pasado 12 de marzo, que dimos Marimar y yo. Desde la Fuente de la Plata hasta el santuario de Araceli, por la ajada sierra de Aras, tan transitada y ensuciada. Fue Marimar quien desveló las sorpresas: una más que discreta flor de Biarum arandanum, la primera vez que la veía. Y un poco más arriba del camino, la sorpresa fue aun mayor cuando dos hermosas flores de Narcissus confusus (N. bujei) aparecieron donde nadie las esperaba, bueno, yo no las esperaba. Eran fechas para este narciso endémico, pero en la nava de Cabra o en la serranía de Ronda, por ejemplo; pero no allí, entre latas oxidadas y plásticos de no sé qué romería. Este Jueves Santo volvía al lugar y estaban comidas las hojas y las flores de un amarillo tan vivo, las cabras seguro. No sé si resucitarán el próximo año. Fue un pequeño paseo.


Biarum arandanum

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