El romanticismo en Pietramula
![]() |
Pasamos la noche cerca de Pietramula, a las siete de la mañana del 13 de agosto de 2015 |
El hombre tiene un nacimiento incompleto.
Por eso no ha podido jamás conformarse con vivir naturalmente y ha necesitado
algo más, religión filosofía, arte o ciencia.
María
Zambrano
Yo lo que pido
es montaña, grandes montañas con apenas gente y cielo inmenso. Quizás ahí
encuentre un poco de religión, filosofía, arte y ciencia. Una tienda de campaña
como refugio, por si esos cielos se embravecen en la tarde, en el Valle Real,
hacia Pietramula. Aguzar el oído para detectar si la lejana tormenta se acerca.
Hay veces que las llaves, la navaja, la hebilla, la cuchara o cualquier cosa
metálica la alejo de mi cuerpo. La guardo en los calcetines y estos dentro de
la bota, y las botas fuera en el avance. Así hicimos Miguel y yo, porque los
truenos nos arroparon en la noche de Pietramula y no queríamos atraerlos hasta
nuestros bolsillos.
![]() |
Lago inferior de La Munia, o gorgo d'el Tromacal, mañana del 13 de agosto 2015 |
![]() | |||
Quebrantahuesos |
Todo estallaba
con la poderosa tormenta de agosto, impregnando de rosa nuestras dilatadas
pupilas. Estruendo en el que también quería distinguir posibles rocas que
rodaran ladera abajo, en la dirección de nuestra tienda. Por fin entramos en el
sueño de la montaña, salvados, cuando la rugiente noche volteaba a otro valle.
La mañana llegó con nuevas y poderosas descargas, leche caliente y galletas.
El verde esa
mañana, camino del Robiñera, era nuevo, recién lavado. La paz en el cielo llegó
con un quebrantahuesos, que como una saeta anaranjada atravesó el cielo
corriendo el espeso dosel de nubes. Las terneras pastaban apaciblemente y
secas. Seguimos remontando pastos, entre la brisa limpia que se tornó en hedor
cerca del arroyo del barranco del Clot. Encajada entre los peñascos del
torrente, descubrimos la mirada hueca de una vaca hinchada y medio comida por
un centenar de buitres que huían de nosotros a zancadas ladera arriba, con un
movimiento pesado, buscando altura para poder despegar.
Pronto los
pajarillos serranos nos devolvieron a la alegre vida y a la fatigosa caminata.
A la llegada del collado de Las Puertas, de nuevo el cielo se volvió plomizo,
pesado. Así que nos dirigimos a los cercanos lagos de La Munia, donde bajo el
paraguas comimos mientras los granizos agujereaban como disparos las negras
aguas de estos grandes ibones o gorgos d’el Tromacal. Absortos, con el
bocadillo en la mano.
![]() |
Collado de las Puertas, 13 de agosto 2015 |
La naturaleza para el romántico es inmensa,
inabarcable, infinita, y la ve en sus máximos momentos de furia esplendorosa:
en la tempestad, en el rayo, en la montaña abrupta…
María
Zambrano
![]() |
Miguel en el barranco del Clot, 13 de agosto de 2015 |
Comentarios
Publicar un comentario