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Fago, calle principal, en agosto de 2016. La belleza de lo auténtico. |
Dice Karl Ove Knausgard
que hoy “transitamos por las mismas carreteras, las mismas casas, las mismas
gasolineras, las mismas tiendas. Europa se está fundiendo en un país grande e
igual. Lo mismo, lo mismo, todo es lo mismo”. Lo cuento porque en este
instante, de tranquila mañana de agosto, en el cámping a las afueras de Ansó,
acaba de dispararse un altavoz en el pueblo, que ha informado que se han
perdido una cartera y unas llaves, y que se puede ir a buscarlas al
ayuntamiento. Algo cotidiano, que me parece único.
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Ansó, agosto de 2016 |
En Roncal se quedan cien
habitantes cuando llega el invierno. Eso dice el dueño del supermercado del
pueblo, donde hemos comprado queso. Ha sido después de darnos un largo paseo, y
antes refrescarnos en la piscina fluvial, no muy buena, más parece un charcón. Me
ha llamado la atención las dimensiones del cuartel de la Guardia Civil, con
su buena leñera ya preparada para los meses de frío y de la iglesia de San Cipriano.
Enormes edificios, dominando, cada uno en su competencia, al pueblo, y creo que
hoy venidos a menos.
Mientras, un edificio más
moderno, junto a la carretera que sube a Francia, donde se encuentra la oficina
de turismo, muestra en varias plantas y en atractivas proyecciones, toda la
maravillosa naturaleza del valle, pastos para sus ovejas, bosques de hayas,
abetos y pino negro. Y osos, como el rey de estos montes. Un edificio vivo y
útil, del que espero, siga dando servicio, además gratuito, durante mucho
tiempo.
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Casa de Hecho, o Echo, del libro 'Los pueblos de España, de Caro Baroja. |
El nogal de la plaza de
Fago tiene las nueces muy pequeñas, será el clima. Un bello pueblo, que
conserva viejas casas encaladas de blanco o azul claro, abandonadas algunas de
ellas, que sí dan idea de las viviendas de siempre, de un pequeño pueblo
rodeado de montañas y bosques. Corren el peligro, en el caso de Ansó y Echo, de
que el excesivo esmero de sus vecinos por embellecerlos, lo conviertan en una
postal, dejando atrás la autenticidad de las viejas fachadas, puertas y
empedrados. En Echo se encuentra el centro de salud, donde el pediatra, de
apellido Urdaiz, atiende con minuciosidad a Miguel, que entre los baños en las
aguas frías y los calores, ha cogido un pequeño resfriado. Un jarabe para la tos, 85 céntimos.
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Parroquia de San Cipriano dominando las casas roncalesas. |
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