'La vida secreta de los árboles', de Peter Wohlleben
Quejigo, (Quercus faginea) en las Sierras Subbéticas cordobesas. |
Wohlleben nos confirma que las raíces en el bosque actúan como una red de información, de comunicación. Que bajo las coníferas ese olor a pino es salud porque es desinfectante, porque los pinos esparcen en el aire sustancias fitoncidas que lo purifican. Leo en sus páginas que los bosques son oscuros en su interior porque las hojas están dispuestas para aprovechar al máximo los rayos de sol. Abajo todo se ralentiza, y al pie de los troncos los renuevos esperan durante décadas una oportunidad para crecer. Los árboles viven en un tiempo que no es el nuestro. Incluso la podredumbre de un tronco es cuestión de siglos.
'La vida secreta de los árboles' me guía hoy en la visita a estas encinas que crecen sanas aquí arriba. El libro se centra en especies de bosques centroeuropeos: píceas, robles hayas. Estas encinas son exponentes de un clima diferente, con fuertes sequías y altas temperaturas, propias del mediterráneo. La encina más bella de este grupo es un ejemplar que seguro supera los 200 o 300 años. Tiene un porte saludable, con una corteza de pequeñas grietas como una cota de malla de un guerrero musculoso. En estas últimas semanas he encontrado a sus pies varias especies de hongos como Boletus luridus, B. impolitus, que aparecieron con las primeras lluvias, ayer mismo había varios champiñones creo que Agaricus campestris y también pequeños Lactaruis tesquorum. ¿Cuántos cientos de años llevan ligados al árbol? Muchos.
Fresno (Fraxinus angustifolia) en la Subbética cordobesa. |
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