Los senderos líquidos

Rodeando Sierra de Aras este 2 de febrero.

Todo fluye, decía Heráclito. El sol que nos alimenta no es sólido. Y nuestro planeta rocoso tampoco, y estas montañas no son sólidas, ni los castillos, ni siquiera es firme este camino del mirador de Gaena, ni el de ayer, que daba la vuelta a la sierra de Aras. No son sólidos mis pensamientos, ni mis creencias. Me gusta pensar en Heráclito. Aunque parece ser que no dijo “todo fluye”, pero sí habló de la armonía del cosmos en el que está todo en conflicto y eso lo convierte en uno, un panteísmo de todo está en todo.
Camino viejo de Rute, el mismo día.

Ayer 15 kilómetros conectando caminos de tierra, y pisando muy poco el asfalto. Dando la vuelta al monte de Aras y saliendo de casa a pie. La red de caminos rurales, los olivares abiertos al caminante. La charla amena y el paso animado. Los ocho kilómetros de hoy por el mirador de Gaena. Perdido un poco el camino. Una montería cercana, y el estruendo de los disparos. La recolección de la aceituna, perfumando a fruto maduro el camino a ratos. Estos caminos son también las inmejorables vistas de sus relieves. Son siempre una invitación a repetirlos e improvisar variantes, conectando con nuevos trazados.
No es el mismo sendero aunque pase cien veces. Porque los días cambian, las nubes se mueven y la luz se ofrece de mil maneras. Tampoco yo soy el mismo. Y esos pasos dados insuflan vitalidad. Heráclito dijo que nunca te bañarás en el mismo río porque sus aguas nunca son las mismas. Y pienso que a estos caminos les pasa lo mismo.
Por el mirador de Alga el 3 de febrero.


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