Vivir de los olivos

Olivo centenario de la Subbética
Concentración en Lucena.
 Este paisaje que habito tiene una historia, que se ha hecho con mucho sudor y esfuerzo. No es un paisaje nuevo, al contrario, es milenario. Y centenarios son sus olivos que trepan por las pendientes de esta bella comarca de la Subbética. Riñones, brazos, espaldas y rodillas se han gastado en estos olivares tradicionales. Sí rodillas, aun he visto a mujeres con esas rodilleras rústicas, hechas de goma espuma y atadas a la articulación para paliar el dolor de la recogida a mano de las negras aceitunas bajo las ramas, en las cunetas, o las que han rodado el vallado abajo.
Esta mañana he empapado el pan en oloroso y untuoso aceite de oliva virgen extra y encima he colocado unos gajos de mandarina; aun mi garganta y mi paladar están suaves desde el desayuno. Ahora estoy en el arroyo de Las Tijeras, entre el murmullo del agua y el tableteo de las vareadoras y vibradoras. En estas laderas, con mucho trabajo se saca un fruto milenario y exquisito.
  • Olivar de montaña en la Subbética.
De a cómo compro yo el aceite a cómo se lo pagan al agricultor puede haber un trescientos o cuatrocientos por ciento de diferencia.
El olivarero se ha quedado sin márgenes, los olivares de montaña, más costosos de mantener, cada vez son menos rentables. Ayer toda la comarca se concentró en una tractorada en Lucena. Unos 4.000 vehículos salieron para pedir medidas que sigan dando vida al campo. Me sumo a la rabia de los concentrados, que ven cómo el que trabaja para alimentarnos es el peor pagado, frente a los especuladores de mercancías tan valiosas como el aceite de oliva virgen extra de mi tierra.
Los tractores cortan la A-45 en Lucena este 14 de febrero.

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