'La forastera', de Olga Merino

La novela de Olga Merino en los parajes del sur de Córdoba.
He vivido en un mundo rural áspero. Lo he hecho estos días durante la lectura de 'La forastera', de Olga Merino, editado por Alfaguara. He vivido en El Hachuelo con Angie, en su vivienda que es la que por décadas ocupó su familia. Una casa de postigos en las ventanas y emparrado a la puerta. Igual que muchas de las que hay repartidas por las pequeñas pedanías blancas del sur de Córdoba.
Vivo en esta comarca, y he buscado referencias en el libro. Llegué a él atraído por ese motivo más que por la sordidez que relata. He buscado en sus páginas los caminos y aldehuelas de mi paisaje, pero no. Los campos de esas páginas son las de un mundo rural literario, están difuminados posiblemente por benevolencia de la autora, para que la leyenda del triángulo de los suicidios quede atenuado y fije su pena en un lugar indeterminado.
Cortijos abandonados por los Llanos de don Juan.
A cambio, Olga Merino nos ofrece un puñado de personajes formidables que viven sus intrigas familiares, sus sombríos destinos, y ahí vuelvo a mi comarca, al triángulo de suicidios sembrado de olivos. Los Marotos y los Jaldones, jornaleros y terratenientes. Clanes familiares que se conocen a pesar de que los primeros tuvieron que abandonar la tierra durante la emigración a Cataluña. Vuelve Angie al terruño, viene de lejos, de un Londres bohemio. Vuelve a las raíces y brotan viejas historias como si no hubiera pasado el tiempo.
Uno puede disfrutar de la trama de esta tragedia rural, de los secretos largos años guardados. Pero entre los párrafos, como si buscara espárragos, encuentro palabras perdidas en los campos eb barbecho: trebejos, parva, pujares, calvijar... Y los colores, de la relación de Angie con el pintor Nigel, destellan como fogonazos: verde viridián, naranja de cadmio, bermellón persa, almagre... Una novela sobre el tenebrismo rural que acaba lanzando a su protagonista hacia esos colores potentes, hacia una libertad entendida como rabia, sangre y orgullo.
Cortijada en el término municipal de Lucena.

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