Celebrémonos con Walt Whitman
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Esta mañana he dado un paseo con Whitman. |
-Despojad las puertas de cerrojos,
Sacad las puertas mismas de sus goznes.
Lo leí hace mucho tiempo. En uno de aquellos libros baratos
de PPP (Poesía y prosa popular) que aun conservo, del año 1986. No me
parecieron versos, para mí fueron proclamas filosóficas. Hoy Manuel Vilas
escribe en Babelia sobre el 200 aniversario del nacimiento de Walt Whitman.
“Exaltó su vida para que nosotros nos atreviéramos a hacer lo mismo con la
nuestra”.
-Divino soy por dentro y por fuera, y santifico todo lo que
toco o me toca.
Con Whitman el individuo y el individualismo es sonoro. Soy
yo, quiero ser yo. Dejadme festejar ser yo. La vida es un himno. Así entiendo
su obra, que leo hoy bajo una encina.
-Vi una encina que crecía en Louisiana,
se erguía solitaria y el musgo colgaba
de sus ramas,
crecía allí sin ningún compañero, echando alegres hojas
de un verde oscuro
“De la lectura de Walt Whitman un ser humano sale tocado por
algo que va más allá de la literatura”, escribe Vilas. Uno sale con la fuerza
para vivir junto a todo. Por eso, de la oda que le dedicada García Lorca, solo
me quedo con:
-Ni un solo momento, viejo y hermoso Walt Whitman
he dejado de ver tu barba llena de mariposas.
En Whitman veo a los románticos, a los existencialistas,
trascendentalistas, ecologistas. ¡Le debo tanto! Porque todo lo que está ahí
afuera también soy yo.
-mis señas son un impermeable, buenos zapatos y un
bastón cortado en el bosque;
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Siempre fiel a los caminos de la Subbética. |
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