La palabra liberada

Si conociéramos la montaña hasta el último de sus detalles, ya no sería la montaña. Describirla con palabras es siempre una mera aproximación, y con muchas palabras es una montaña que está más lejos aún. Pero la palabra es necesaria: “Esta palabra primera, palabra liberada del lenguaje, no tiene como objeto la comunicación, ni la notificación, sino la comunión del ser y la vida”, escribe Mercedes Gómez Blesa en su introducción a 'Claros del Bosque', de María Zambrano.
La filósofa malagueña coincide con Heidegger en que la verdad no se obtiene a través del razonamiento, sino que es donación ofrecida a aquel que observa. Como esos perfiles del macizo del Posets, ese buitre que pasa, las botas, el cansancio y el refugio de la pequeña tienda, que son algo anterior a nombrarlos, son algo esencial y más perfecto que su pensamiento, su escritura, solo se muestran mejores en el recuerdo.



 

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