Joyas del Veleta

La subida al Veleta de 3.398 metros, ha sido una buena manera de terminar los días de agosto. El pasado 25, subí a esta accesible cumbre de Sierra Nevada, donde, sorprendentemente, pude ver hasta una treintena de flores. Sinceramente, a estas alturas del verano no esperaba ver ni la cantidad, ni la variedad de plantas alpinas que retraté por el camino de subida. Casi cuatro horas para salvar los casi 900 metros de desnivel desde el punto de partida, en la Hoya de la Mora hasta el mismísimo Veleta.


Un día espléndido me acompañó, quizás algo ventoso, pero no especialmente caluroso. En la cumbre almorcé a 19º C. Un pico tan alto realmente te sitúa en el centro de todo. En su vértice giras, ves las moles cercanas del Mulhacén o la Alcazaba y sobre todo abajo quedan la mayoría de las cosas, los pueblos, los invasivos invernaderos almerienses, la vega, los problemas…

Pero tan absorbente como el horizonte lejano son las rocas y sus grietas, que aparecen al caminar. Aquí y allá refugiadas, pequeñas plantas y a veces, diminutas flores, luciendo en un océano gris de pizarras y esquistos. Y yo caminando felizmente por estos altos lugares, casi silbando de contento, entretenido en medio del ligero ambiente.

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