Desplegad esas alas

Propia de los Pirineos, donde abundan las especies de Zygaena

 Los tiempos se tensan. Vibran en una frecuencia nueva que suena devastadora. No comprendemos desde nuestras creencias, que nunca parecen enseñarnos gran cosa. Sombríos días se suceden y entonces acudo a la luz del pasado agosto, filtrada a veces por las hojas voraces de sol de los bosques del norte. Busco en esas fotografías las rutilantes mariposas de las montañas.


Y me pregunto por esta huida. Pero no, las aves no huyen, migran a nuevos territorios. Camino en agosto hacia el consuelo de los verdes valles del norte, donde hay mariposas abriendo sus fantásticas alas a tu paso. Transmiten una felicidad fabricada en lo más crudo de los ciclos de la vida. Dicen que todo es efímero, pero bello y me invitan a desplegar mis alas, que son las de estas líneas en pleno enero, tan lejos de los territorios del norte y tan cerca de la pequeña desesperación humana. Ellas, sin embargo, me parecen enormes.

Desde las más comunes como la polilla Euplagia quadripunctaria y la mariposa Polygonia c-album. Otras llegan a los Pirineos desde el norte como la medioluto norteña Melanargia galathea. La Zygaena anthyllidis es exclusiva de esta cordillera, esa mariposa zaína y roja o la que es todo un símbolo de la montaña, la mariposa apolo, la Parnassius apollo.





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