Circo de Góriz, de Francisco Hernández

Admirando libro y paisaje pirenaico.

Con este camping tengo algo especial. Aquí han crecido mis hijos en la montaña. Espero que con los años se les haya grabado en lo más profundo este ambiente abrupto, boscoso y relajado. Este camping tiene una disposición tan natural que los usuarios gustan de dar paseos por sus terrazas, entre los árboles y los setos, delimitados por los bosques del valle de Chistau y la orilla del Cinqueta (Zinqueta).

Cuando el ser humano crea belleza puede comenzar sentirse parte de la naturaleza. Lo comprendo cuando admiro 'Circo de Góriz. Ordesa. El corazón de la montaña', obra del pintor naturalista Francisco Hernández, de ediciones Rodeno. “El cuervo me apunta con su pico y da en la diana”, escribe bajo una acuarela de un zaino cuervo. Cerca de mi tienda de campaña coloco el libro y lo fotografío. Fue el verano pasado. Mi hija lee concentrada por el sonido del agua. Revolotea el escaso carbonero palustre.

“Camino emocionado con la certeza de saber que tras cada loma habrá una sorpresa”, añade unas páginas más adelante Francisco Hernández, entre acuarelas, estudios a lápiz y notas sobre los relieves, la flora y fauna de estas montañas, que ahora, después de un año, quiero volver a ver.