Canto XIV


Es el Canto XIV, el canto al roble o a la encina en mi traducción de La Odisea. La que hizo el malogrado Luis Segalá y Estalella. Llega Odiseo a Ítaca, la diosa Atenea lo ha transformado para que nadie lo reconozca en su propia tierra y aparece como un viejo mendigo. Se acerca a la porqueriza de Eumeo, que guarda sus cerdos entre estacas hechas con palos de encinas.

Allí hablan mendigo y el fiel esclavo de Odiseo, que no lo reconoce. El mendigo se inventa la historia de que ha escapado de una cóncava nave que lo llevaba para venderlo como esclavo. Escapa y nada a la próxima isla de Ítaca, donde logra refugiarse en un bosquecillo de encinas.

El mendigo dice traer noticias de Odiseo, que andaba en el oráculo de Donona, donde los sacerdotes interpretan la voluntad de Zeus leyendo en la caída de las hojas y follaje de encinas y robles. Eumeo decide alimentar a este pobre viejo y para ello mata a un cerdo que espeta para asarlo al fuego de encina.

Leo el canto XIV junto a una hermosa encina (Quercus rotundifolia) y busco en mi colección de fotografías otros ejemplares repartidos por la comarca, también de quejigos (Quercus faginea).



 

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