De la amistad con una montaña, de Pascal Bruckner



A poco que uno haya transitado con gusto por las abundantes páginas dedicadas a las montañas, encontrarse en la librería con 'De la amistad con una montaña. Pequeño tratado de elevación', es más que suficiente para hacerse con el libro que firma el escritor y filósofo Pascal Bruckner. Un libro que me traje en agosto pasado de Aínsa, de esa cajita de bombones que es la librería La General.

Un texto de apenas 150 páginas que es una meditación inspirada paso a paso por los Alpes, los Pirineos y otras cordilleras. “El valor de la montaña es la propia montaña, su existencia es un bien”. Bruckner expone pensamientos activos, sigue caminando por las alturas, a sus más de setenta años, y afina conclusiones y pensamientos. “La montaña me ha enseñado una lección fundamental: la verdadera miseria reside en la extinción de los deseos”. Página a página, como en los recodos y revueltas de los senderos de altura, se nos muestra un paisaje nuevo, un pasaje escrito. “No es el lago o el prado el que piensa, sino que somos nosotros quienes les prestamos nuestras esperanzas”. Bruckner comienza con fuerza pasional su obra: “No es la fe la que mueve montañas, son las montañas las que mueven nuestra fe”.

Lo he leído ahora, pero mereció la pena subir con él a la faja Tormosa el 20 de agosto pasado, caminar con el libro en la mochila por las vertiginosas paredes de Pineta, ese sublime valle glaciar.







 

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