Los hongos mágicos
El desaliento está aquí todos los días. Pero no soy nadie para dar lecciones, ni me atrevo a juzgar. Todo es demasiado complejo y hay demasiados estímulos, me aferro a lo que me funciona. Esas caminatas, modestamente, me valen. Todos los caminos son existencia. La naturaleza que nos mata, también nos cura. No es culpable, está ahí, somos parte de ella y nuestras acciones sobre ella provocan reacciones, hasta ahí creo que todo el mundo lo puede entender.
La atención a esos seres extraordinarios, hipogeos que ahora emergen con sus preciosas formas. Eso es belleza.
Estas hierbas son la canción reverdecida
de las pasadas lluvias.
Y los rombos estilizados y amarillos
de los chopos el suave manto
de las frescas noches.
Pero
los hongos, los hongos
son la alegría de un buen otoño.
son la alegría de un buen otoño.
Y aun debe refrescar más, llover más
y más intensos los amarillos
y las setas más frecuentes
¡Ojalá sea así!
Junto a los arroyos
muchos aun secos,
la brisa arrastra vaharadas de otoño.
Saludo al joven cazador,
quiero que sepa que leo aquí.
La semana que viene
se pueden cazar los zorzales,
hay pocos, observa.
¿Entonces estás de conejos?
No, de palomas.
Y estos días aciagos,
¿puede el mundo ser bello entonces?
Sí, lo es, lo es.
No podemos derrumbarnos
y soportar la existencia.
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