El frágil corral del Veleta

Es el Veleta el que domina mi paseo, por el valle de San Juan, a más de 2.500 metros. Llego hasta los 2.750 m. en un agradable paseo, que busca las crestas que dan al barranco del Guarnón, el barranco paralelo que pertenece al Veleta. Es 12 de julio, hay pocos neveros, que busco para tener esa sensación de haber salido de Andalucía, sin haber salido, de haber salido del verano en este julio. Hay un enorme hito de piedras, que no sé que marca pues no está en ningún pico, no marca la mayor altura de nada, subo un poco más, el viento sopla agradable, cimbreando los lastones, mientras las matas de Ptilitrichum spinosum están quietas, pegadas a las rocas. El torrente del río San Juan brilla abajo, y las esquilas de las vacas me llegan por momentos, traídas por el viento. Es el terreno de los cresteríos. Hay un nevero que se derrite creando un pequeño lagunillo solitario, sobrevolado por una mariposa Vanessa cardui, con sus colores asombrosos en este panorama gris. Paso por una acumulación de grandes bloques de esquisto, que al pisar, a veces se mueven, en un balanceo que produce un sonido como de lápidas.
 Ahora es 25  de octubre, parto desde la Hoya de la Mora, a un lado el viejo observatorio astronómico, y junto a mí, el altar y la Virgen de las Nieves. Ciencia y religión, todos precisan de las alturas. Me adelanta en mi caminata, hacia el corral del Veleta, un cochazo con escudos del Estado, añadiendo ruido a este paraje. A las tres menos cuarto, me tomo una manzana, que trae una pegatina que dice que viene del valle alpino de Venosta, en el Tirol, yo estoy en el corral del Veleta, a 10,2º C y a 3.052 metros.  Tampoco hay silencio a estas horas, porque un gran grupo de excursionistas se ha enriscado, buscando no sé que senda, que desciende desde el veredón del corral hasta los borreguiles del Guarnón. Este corral o cubeta glaciar, es una zona austera y desabrida, un territorio confuso de ondulaciones sucesivas, provocadas por los hielos y la nieve, plagada de grandes bloques rocosos herrumbrosos bajo la amenazante verticalidad del pico Veleta (3.396 m.). Solo las collalbas aun animan con sus vuelos este lugar, al que el sol no volverá hasta mañana.

Ahora, en casa, a principios de este noviembre, leo en el periódico del sábado que la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), ha publicado su Lista Verde, con los 23 parques nacionales del planeta incluidos, entre los que está a partir de ahora Sierra Nevada. Pertenece por su conservación del frágil ecosistema de montaña y el rico patrimonio cultural unido al turismo. Cuando leo sobre la sierra, me vienen esos instantes solitarios, pasados en ella, llenos de una atracción, que con los días es añoranza de esas austeras cumbres romas. Leo en Nacional Geographic de diciembre, que la mariposa Parnassius apollo ha desaparecido de la sierra almeriense de Gádor, posiblemente empujada por el cambio climático. El 12 de julio, nada más dejar el coche, a 2.500 m. comencé a ver apolos, revoloteando aquí y allá durante la primera parte de mi paseo. Todo es frágil y único aquí.

Comentarios

  1. Por si fuera interesante o de utilidad para ti, para tus compañeros de rutas o para los lectores de tu web, tengo publicado el siguiente blog:
    plantararboles.blogspot.com.es
    Un manual sencillo para que los amantes de la naturaleza podamos reforestar, casi sobre la marcha, sembrando semillas producidas por los árboles y arbustos autóctonos de nuestra propia región.
    Salud,
    José Luis Sáez Sáez

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