'Mapa secreto del bosque', de Jordi Soler

Raro bosque de acebuches, en la zona de Morana, Lucena.

Jordi Soler es un flâneur, un paseante un poco aristócrata que camina con su perro camarón por ciudades y bosques cercanos. Su curiosidad, su mente y su escritura se disparan al caminar emboscado o callejeando por Barcelona, Toronto o México. Jordi Soler escribe 'Mapa secreto del bosque', editado por Debate, para buscar las posibilidades de estas caminatas y sus efectos filosóficos y poéticos. Así: “Hay que salir a observarlo todo” y de esta manera detener el tiempo, y hacerlo sin grandes rumbos o proyectos, porque “el verdadero viaje, el que de verdad ilustra, es el que hacemos alrededor de nuestra casa”.

Cortijo de Negrales, Lucena.

Soler nos anima a sentir esos senderos habituales, como lugares diferentes cada vez que pasamos por ellos. Porque todo está en movimiento, todo cambia constantemente y sin un objetivo o rumbo claro: “son más interesantes los caminos orgánicos” y esto se puede además conseguir al lado de donde vivimos. Nos propone Soler, frente a las rutinas y las inercias de la vida geométrica, la vida orgánica, que está marcada por “la imaginación, la creatividad y la espontaneidad”.

“Elegí una montaña y un bosque para fluir”, nos cuenta. Y hay “bosque en cualquier lugar en el que sea posible oponer resistencia; hay bosque en la oficina, en el metro, en la mesa de la cantina”, añade. Hay un misticismo en el libro que ensancha las posibilidades del lector. Bergson, Salvador Pániker o Carlos Castaneda ocupan sabrosos párrafos e incluso capítulos completos. Ernst Júnger, Octavio Paz o Cioran están también en la pléyade de los pensadores que nos ponen ante el vasto universo del más polvoriento de los trayectos cercanos.

Camino embarrado de Los Poleares, Lucena.


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