Regocíjate en la melancolía

Primeras horas de la mañana en el ibón Llardaneta.

 Ahora que la luz del Sol se va pronto, y que en esas horas últimas las nieblas y la llovizna de la tarde la tamiza y convierte en terciopelo, recuerdo aquellos días de luz vespertina en la alta montaña. Ahora solo voy ha recordar el agosto pasado, a utilizar la memoria y calculo que dormimos a unos 2.500 metros a orillas del ibón de Llardaneta, que como hoy, la tarde fue gris y además algo tormentosa. Por la mañana la luz rebotaba en el espejo del lago glaciar y acariciaba los pastos empapados perfilando los relieves del macizo del Posets. Caminábamos hacia su cumbre e hice cuatro o cinco fotos del momento.


El 16 de julio de 1850, Thoreau recogió en su diario: “Aprovecha cada oportunidad para entregarte a la melancolía. Sé tan melancólico como puedas y anota el resultado: regocíjate en el destino”. Lo tengo subrayado en el libro 'Una casa en Walden', de Antonio Casado da Rocha, que es fuente de ideas trascendentalistas.





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