'Estar en su lugar', de Claire Marin
Aunque estemos perdidos, siempre ocupamos un lugar, estamos ahí. Las caricias y la compañía pueden ser un buen sitio para encontrarnos. El lugar se hace con silencios, con observación, también con las piernas, con el tacto y la nostalgia. “El espacio que debemos crear es tanto interior como exterior, es tan psicológico como material y concreto”. No hubiera escrito nada de esto de no haber leído 'Estar en su lugar' (habitar la vida, habitar el cuerpo), de la filósofa francesa Claire Marin, editado por Anagrama y traducido por Álex Gilbert.
El lugar se construye con nuestras propias palabras y yo intento escribir todo esto en los lugares donde quiero estar. ¡Hay tantas palabras-lugares!: hito, cruce, majano, fuente, vereda, cima... También huir y migrar, no debemos olvidar que nacemos en un lugar aleatorio. Para amar el lugar hay que estar, respirarlo, sentarse y observar. El movimiento, la caminata es un lugar tras otro, es “la proyección constante de nuevos horizontes”. Hay espacios en los que me minimizo y entonces se revela el verdadero lugar, como en la montaña, como en los bosques, “el verdadero sitio no es tanto un lugar como una tarea”. “Cada cual debe encontrar su lugar” y este libro es un lugar obligado.
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