Excelente día de perros
El último sábado de enero se presentó frío y lluvioso. Me encaminé por las faldas de La Tiñosa, pico más alto de la provincia de Córdoba, hacia Puerto Mahina, por el cortijo de La Peñuela y más arriba, en lo que fue un excelente día de perros. (I)
Y un sapo ha pasado firme y poderoso
como un pequeño tanque.
Las vacas se pierden en la niebla,
las esquilas hablan por ellas.
Hace 80.000 años hacía más frío que ahora.
Aquella Pequeña Edad del Hielo dejó
rocas compactadas: la torta periglacial.
Llueve. En el termo he traído fideuá.
Bajo el paraguas como el guiso caliente,
con toda la ropa puesta que traigo
en la mochila, para leer escuchando.
El picapinos primero ha alertado
de mi presencia, luego se
ha tranquilizado y ha tamborileado
en un almendro.
En las puntas de palitos como ellas saben,
las tarabillas ven llover.
Las nieblas como banderolas de seda gris
recorren los escarpes de La Tiñosa.
Paro de escribir en un cuaderno
manchado por las límpidas gotas del lluvia.
No para.
Llueve cejado,
como pensamientos mal encarados.
Excelente día de perros.
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